Vincenzo Bellini era un magnífico compositor que desgraciadamente dejó muy pocas obras, debido a su prematuro fallecimiento a la edad de 34 años. Entre ellas, destacan sobre todas las demás tres títulos fundamentales en la historia de la ópera: Norma, I puritani y La sonnambula.
De esta última, a la cual pertenece el fragmento que canto, si dejamos de lado el argumento —un tanto pueril— y nos quedamos con la música, encontramos momentos maravillosos de inspiración melódica. Es cierto que esta ópera no tiene una gran aria para el tenor, pero posee un hermoso y extenso dúo —así como el concertante, al cual pertenece el fragmento presente— y dos semi-arias: "Ah, perché non posso odiarti" y "Son geloso del zefiro errante".
Todo la ópera es bellísima, con un acompañamiento orquestal discreto, pero que adorna muy bien las melodías bellinianas.
Esta es mi lejana versión de 1976, y acompañando a Maria Callas. ¡Todo un lujo!
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