En 1974, estando yo en Londres, cantaba Kraus en el Royal Festival Hall la ópera I puritani en versión concierto. Sus compañeros de reparto, como creo ya haber comentado, eran la soprano griega Vasso Papantoniou, el barítono Ryan Edwards y el bajo Nicola Ghiuselev.
Finalizado el concierto, un amigo de Kraus le invitó a asistir unos días después a un ceremonia religiosa en una sinagoga judía en la que dicho hombre era cantor. Kraus me preguntó si me apetecía acompañarle; y yo, cómo no, ¡encantado!
Más tarde fuimos invitados a comer a su casa, con su familia (todos judíos) y comimos pollo y alguna cosa más. Mientras comíamos, hablábamos sobre la técnica extraordinaria de los cantores de sinagoga, pero de repente uno de ellos empezó a cantar y todos paramos de comer hasta que el cantor terminó. Y esto se repetía cada diez minutos. No recuerdo lo que tardamos en comer, pero con semejante panorama, se había hecho bastante tarde.
Al volver para casa, Alfredo me comentaba que ya había asistido en New York a una ceremonia judía. Quien le había invitado entonces era nada menos que Richard Tucker, por quien Kraus sentía una gran admiración.
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