El personaje de Edgardo, vocalmente, se adaptaba muy bien a mi voz de tenor lírico-ligero, y realmente me encontraba muy cómodo cantándolo, pues me daba la oportunidad de desenvolverme en ese difícil pero bonito terreno del belcanto.
El dúo tiene su parte romántica y, en algún momento, algo de heroica ("Sulla tomba che rinserra il tradito genitore, al tuo sangue eterna guerra Io giurai nel mio furore"), pasando inmediatamente al belcantismo más puro ("Ma ti vidi e in cor mi nacque altro affetto, e l'ira tacque").
Yo en aquellos tiempos todavía estaba un poco "verde" y quizá no le di en aquel momento toda la expresión que esas frases requieren, pero con el tiempo encontré matices que me permitieron enriquecer notablemente la interpretación de este bellísimo dúo.
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